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La potente marca actual nació de una colaboración con una firma alemana. Adivinen cuál. En chino se lee Li-buo hai-er.

Con el enorme crecimiento mundial de Haier, pocos son conscientes (aunque está publicado y no es ningún secreto) de que ese gigante tuvo origen en la alianza de una compañía china y otra alemana (que sigue viva en la actualidad pero se mantiene en un tamaño discreto), y que, de hecho, su marca mundialmente conocida no es sino la pronunciación en chino de la segunda sílaba de la marca alemana. ¿Imaginan quién? La foto ya les orienta, ¿verdad?

Los orígenes de Haier se remontan, según la historia oficial, a los años 20 del pasado siglo. Es decir que se trata de una compañía centenaria. Esto se refiere a una fábrica de frigoríficos que se montó en la provincia de Qingdao (léase «Chin-dao») en tiempos de la revolución nacionalista china, pero años antes de la revolución comunista. Nacionalizada en 1949 por la República Popular (liderada por Mao Zedong), bajo la economía planificada fue uno de los numerosos ejemplos de gestión ineficiente del régimen comunista.

En los años 80, cuando la economía comenzaba a abrirse, la fábrica no obtenía más de 80 unidades al mes, y estaba fortísimamente endeudada. Es sabido que las autoridades de la provincia nombraron a un joven funcionario municipal, Zhang Ruimin, responsable de esta empresa y de otras dedicadas al electrodoméstico en la ciudad. En 1984 fue refundada como Qingdao Refrigerator Co.

Es célebre una anécdota muy publicitada, que da cuenta del enfado de Zhang Ruimin por la devolución de frigoríficos defectuosos: reunió a la plantilla en un descampado a las afueras de la fábrica, dispuso allí 76 aparatos que no cumplían los mínimos de calidad, y los destruyeron a martillazos. Mensaje: «no hay segunda calidad aceptable». O cumple las normas y las supera, o no se pone en el mercado.

Pero cambiar la cultura de trabajo no era suficiente. Un aspecto menos conocido (aunque, como hemos dicho, está suficientemente publicado) es la alianza que estableció en aquellos años ochenta con un fabricante alemán. No está claro hasta dónde llegaron dichos lazos. En algunas crónicas se habla de joint-venture, en otras de cesión de know-how. En todo caso, el socio fue Liebherr, un gran especialista en electrodomésticos de frío para conservación de alimentos. Cedió tecnología y equipo, para fabricar aparatos bajo la marca conjunta Qingdao-Liebherr.

Si usted pregunta cómo se pronuncia liebherr en chino, les dirán que suena algo así como lib-her. Vaya, igual que en alemán. Pero la transliteración de la marca combinada Qingdao-Liebherr, tal como leen la escritura ideográfica, y casi deletreando, suena a Chin-dao Li-buo hai-er.

Pues sí. Haier es la forma china de esa segunda sílaba («herr») de la marca Liebherr. Hai-er.

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