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Foto compartida en redes (Linkedin, Whatsapp) por Joan Carles Calbet (izda.) de su visita a Puigdemont.

Olvídense de Lourdes. El comerciante de electrodomésticos Joan Carles Calbet (presidente de Retailcat) vuela a Bélgica y pide apoyo a Puigdemont.

Cuando el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont huyó tras la culminación de los hechos del «procés», que condujeron a la declaración (y sucesiva suspensión) de independencia de Cataluña, fijó su domicilio personal en la localidad belga de Waterloo. La residencia fue al principio lugar de peregrinación para simpatizantes independentistas. Después, de amigos, ya que el número de visitas de apoyo fue decayendo. En la actualidad los peregrinos son también los representantes de colectivos que esperan una mediación eficaz ante el Gobierno de España. Y estos han vuelto a hinchar la agenda del ex-president.

Joan Carles Calbet, quien además de dirigir el negocio familiar de electrodomésticos Calbet, preside Retailcat (Unión de Entidades de Comercio Detallista de Cataluña), lo explica del siguiente modo en redes sociales: «en la campaña electoral algunos decían que era irrelevante, pero ahora mismo es la persona más determinante de la política estatal y quien puede decantar las votaciones».

En efecto, Puigdemont y su formación política no gobiernan Cataluña pero co-gobiernan (desde la oposición) España. Sus siete diputados en el Congreso son vitales para la permanencia de Pedro Sánchez en la Moncloa, y cada acción de Gobierno requiere del visto bueno del líder de JuntsxCat. Como han exagerado irónicamente algunos locutores de radio, a veces parece que lo que el Gobierno de la nación hace es reunirse para aprobar las leyes de Puigdemont.

Bromas aparte, algo de verdad hay. Si el presidente Sánchez tuvo no hace mucho a todos los miembros del Gabinete aguardando a que concluyese una negociación en Bélgica con Puigdemont, para dar comienzo a un Consejo de Ministros, es normal que muchos piensen que la capital política de España está en Waterloo. Y esto lo saben quienes aspiran a modificar políticas estatales, sabiendo que no es Sánchez con quien hay que negociar o a quien deben exponerse los problemas, sino Puigdemont.

En las últimas semanas se han sucedido varias visitas con ánimo de «lobby» a Bélgica, buscando ayuda. Ya sea para parar el impuesto extraordinario a las compañías energéticas, o para frenar la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales que propugna la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los empresarios han acudido en los últimos meses al auténtico «Lourdes» de la política española. Saben que, si Puigdemont quiere, puede tumbar o modificar acciones legislativas de un Gobierno bastante errático y funambulista en sus actuaciones, a causa de la heterogeneidad y fragilidad de sus apoyos parlamentarios y del inconsistente reparto de sus carteras ministeriales. Por tanto, hay que seducir a Puigdemont y rezar por que Puigdemont realmente quiera ayudarte.

Joan Carles Calbet ha compartido en redes fotografías de su visita a Waterloo, adonde esta vez han acudido representantes de la patronal Cecot, de Comertia y de Barcelona Comerç. «Nos hemos reunido con el Presidente Puigdemont en Waterloo —ha dicho Calbet— para hablar, entre otros temas, de la reducción de jornada laboral y los efectos que puede tener esta medida en las empresas catalanas del sector comercio».

Con un poco de suerte, a Pedro Sánchez le podrá llegar recado de Waterloo para que frene esa iniciativa de la vicepresidenta Yolanda Díaz en materia de jornada laboral. Seguro que muchos otros empresarios, en todas las CCAA de España (no solo Cataluña), estarían encantados de que las gestiones del comercio catalán en Bélgica fuesen fructíferas.

Ojo, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez (que antes, como Josep Maria Álvarez, fue secretario del sindicato en Cataluña) también visitó a Puigdemont en Waterloo en el mes de diciembre, para pedir lo contrario: el apoyo a la reducción de jornada (y actuar asimismo como intermediario de Sánchez en otras cuestiones). Pero el propio Álvarez manifestó a su salida del encuentro que las posiciones respectivas estaban algo distantes.

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