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La compañía dará a estos trabajadores una compensación económica.

Estos últimos meses vemos noticias contradictorias sobre lo que está sucediendo en las empresas después de la pandemia de Covid-19. En unas, el teletrabajo ha llegado para quedarse. En otras, y a despecho de lo que siguen vaticinando los expertos precisamente en teletrabajo, el retorno a la oficina está imponiéndose, y es curioso que algunas de esas empresas sean, en efecto, empresas tecnológicas.

No es el caso de Miele, que desde febrero ofrece en Alemania a sus empleados la posibilidad de elegir entre dos modelos flexibles. Según sea la naturaleza de su trabajo, algunos podrán realizar el 80% de su tiempo laboral en casa.

[Naturalmente, esto solo rige para personal de oficinas. Los trabajadores de las líneas de producción no se irán a su domicilio a montar lavadoras].

Los modelos en cuestión se denominan «Mobile Working» y «Home Office».

En el primero, «Mobile Working», los empleados podrán trabajar hasta un 40% de su tiempo fuera de la oficina, en cualquier mes, y la empresa les abonará un complemento lineal para sufragar los costes de comunicación y energía que esto suponga.

El segundo, «Home Office», les posibilitará trabajar un máximo del 80% de las horas en su casa, de modo regular; estos empleados percibirán un ligero aumento del salario mensual, y una contribución de una sola vez para que equipen su vivienda con lo necesario para convertirla en oficina doméstica. Naturalmente pierden derecho a escritorio propio dentro de la empresa, así que, en ese mínimo de horas requeridas para trabajar en la oficina de la compañía, usarán cualquier mesa que esté en aquel momento disponible, dentro de su departamento.

A finales de febrero, unos 5.000 empleados de Miele en Alemania se habían acogido a uno de estos dos planes.

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