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El nieto del fundador de Samsung ya ha pasado por la cárcel, por sobornos. Otros flecos están siendo juzgados ahora.

El presidente ejecutivo de Samsung Electronics, Lee Jae-yong, nieto del fundador del conglomerado surcoreano, cobró protagonismo voluntario en la prensa internacional en los últimos años por el juicio a que fue sometido por su implicación en un singular caso de sobornos a la expresidenta del país, Park Geun-hye, para que aprobase una fusión de empresas.

Fue un caso mediático y con tintes novelescos: Samsung, al igual que otras grandes empresas surcoreanas, habían efectuado donativos cuantiosos a dos fundaciones, a instancias de una amiga de la presidenta, apodada en los medios como «la Rasputina», parte de cuyos fondos habían ido a parar a la misma presidenta y su amiga. Adicionalmente, Samsung financió la compra de caballos y el entrenamiento en hípica de la hija de la presidenta, mediante un contrato de 17 millones de euros con una empresa alemana propiedad de «la Rasputina».

Por aquella causa, Lee Jae-yoing, por entonces vicepresidente de Samsung (pero en la práctica presidente en funciones tras la hospitalización de su padre Lee Kun-hee, quien sufrió un colapso en 2014 y fallecería en 2020), fue condenado a 30 meses de prisión, de los que cumplió 19. En 2021 obtuvo la libertad condicional, y el año pasado fue indultado por el presidente del país, Yoon Suk Yeol, quien lo justificó por «interés nacional», ante el tamaño de la empresa que encabezaba el condenado, y con el propósito de contribuir con ello a revitalizar la economía de Corea del Sur.

El caso de los sobornos quedó cerrado, pero aquella fusión, para cuya aprobación sobornó a la expresidenta, todavía colea por otros motivos. Así, hay un procedimiento judicial en curso por dos acusaciones, respectivamente de fraude contable y de manipulación bursátil, en los que habría incurrido durante la fusión de las dos compañías. Ambas pertenecen al conglomerado y ambas son ajenas al sector de bienes tecnológicos de consumo, concretamente Samsung C&T (de construcción e ingeniería) y Cheil Industries (textil). La manipulación bursátil afectaría las dos empresas, mediante una sobrevaloración artificial de la primera y devaluación de la segunda, cosa que perjudicó a otros accionistas de Samsung C&T, entre ellos el fondo Elliott Management, a los que generó pérdidas. El fraude contable afectaría a una filial de Cheil, la biofarmacéutica Samsung Bioepsis. El importe de este ascendería a 3.900 millones de dólares.

La fiscalía acaba de formular la petición de pena para el actual presidente de Samsung, que ha fijado en una solicitud de cinco años de prisión. O sea, 60 meses de cárcel, el doble de la condena anterior por sobornos.

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