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  • Instaladores, los grandes olvidados: sin electricidad, agua ni gas, los electrodomésticos no funcionan.

Una de las características de estas desgracias es la espontaneidad y la desorganización, junto con las estimaciones no oficiales.

Sobre la afectación del comercio de electrodomésticos por la DANA de Valencia, van manejándose estimaciones, por lo general sobre una base endeble, de declaraciones individuales. Se ha afirmado que rondarían la cifra de un centenar de afectados, en mayor o menor medida. Declararlo así es importante a la hora de solicitar ayudas. Ya se verá si se efectúan peritajes o no, y qué resulta de ello. Hace unos días no parecía que hubiese más de una decena de establecimientos seriamente dañados, pero la cifra declarativa va creciendo... con metros de superficie incluidos.

La Asociación de Comerciantes de Electrodomésticos (Comelec), miembro de la Federación Española de Comercio de Electrodomésticos (Fece), alojada en la sede de Femeval, y ente más apropiado para recabar datos de sus asociados, sigue sin compartir oficialmente información al respecto. Suponemos que no es tarea fácil reunir datos fiables.

Los comercios están contribuyendo con descuentos y financiación ventajosa a la recuperación del parque de electrodomésticos de los ciudadanos, que en muchos casos han perdido todo su equipamiento. En esta época de bulos y maledicencias, el comercio ha querido dejar claro que es una colaboración solidaria, a fin de evitar que esas iniciativas puedan interpretarse como un intento de hacer negocio a cuenta de las desgracias.

Algunas actuaciones aparentemente anecdóticas son curiosas, en el campo de la colaboración altruista. En los medios se ha difundido, por ejemplo, el caso de un granadino que estuvo colaborando en tareas de limpieza en Alfafar y, a su regreso a Granada, tras haber compartido en red social un vídeo con su propuesta, recaudó donaciones suficientes para comprar cien lavadoras que, según ha contado, lleva en un camión para repartir entre familias que se han apuntado a la idea y han sido seleccionadas por el autor de la iniciativa, para entregárselas personalmente.

En general las cosas siguen yendo así: un pequeño caos solidario, todo «manga por hombro», para suplir la falta de organización centralizada. Lo más importante, el buen corazón. Como riesgo asociado, la picaresca. Pero de momento no hay noticias de este tipo de sucesos, más allá de los casos de pillaje que la policía ha procurado cortar de raíz.

Por último, no debe olvidarse el papel fundamental que, dentro de este ámbito de interés, han desempañado (y siguen desempeñando) unos profesionales que también han sufrido pérdidas, que carecen de suficientes materiales y recursos para una magnitud de esta tragedia, y que han estado trabajando sin remuneración alguna estos días: los instaladores de electricidad, equipos eléctricos y térmicos, y fontanería. Y es que, durante varios días (para muchos hasta el día de hoy incluido), el problema de los ciudadanos no era solo haber perdido la lavadora y, más importante aún, el frigorífico. El problema era que no disponían de electricidad ni de acometida de agua y gas. Y, como se sabe, sin eso, no hay frigorífico y lavadora que funcionen.

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