El grupo neerlandés suspende definitivamente la venta en EEUU de estos aparatos.
Philips ha vuelto a protagonizar una mala noticia procedente de su actividad principal hoy en día, que es la de los equipos médicos. Sabemos que sus máquinas de ayuda a dormir para pacientes de apnea del sueño están en entredicho desde 2021, fecha en la que lanzó su primer aviso de retirada de productos del mercado por «riesgos potenciales para la salud». La razón era que una espuma de poliuretano con base de poliéster, que reducía el sonido y la vibración de los aparatos, podía degradarse y liberar partículas que el paciente podría respirar o tragar, con posibles daños para la persona. Según se publicó el año pasado, las primeras quejas se produjeron en 2010, pero la respuesta tardó en llegar.
Tras años de negociación y ligio con el Departamento de Justicia y la Administración de Medicamentos (FDA, de fármacos y drogas) de los EEUU, el grupo neerlandés Philips ha anunciado que deja de vender estas máquinas en dicho país y que ha llegado a un acuerdo con ambas agencias que le supondrá un coste aproximado de unos 400 millones de dólares.
En la primera retirada de producto en 2021, Philips reacondicionó los aparatos para corregir el problema de la espuma, pero fue necesario volver a emitir un «recall» de las unidades reparadas, que seguían dando problemas. En 2023 ya acordó pagar compensaciones por al menos 479 millones de dólares, para usuarios de 20 modelos diferentes de dispositivos vendidos en los EEUU entre 2008 y 2021.
Más duro que ese coste económico es conocer, por los informes que acaba de difundir la FDA, que desde abril de 2021 recibió más de 116.000 informes de dispositivos médicos notificando rupturas de espuma en máquinas Philips de presión positiva continua de flujo de aire (en vías respiratorias), y aparatos de terapia del sueño. Lo que, desgraciadamente, incluye 561 informes de fallecimiento de los usuarios vinculados a esos aparatos que debían facilitar sus condiciones de vida, y que, en lugar de eso, les habrían conducido eventualmente a la muerte. No obstante, Philips afirma que ha investigado todas las quejas sobre mal funcionamiento de los dispositivos y posibles daños a la salud, y «no ha hallado datos concluyentes que vinculen estos aparatos a los fallecimientos comunicados», según dijo un portavoz a la cadena de noticias CBS.
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