Quizá no sea el mejor momento para que el mercado de a la empresa la valoración que espera.
A mediados de enero informábamos en Market Visión que la firma de superficies Cosentino, cuyos productos Silestone y Dekton son bien conocidos en el mundo de la cocina (y en el de los baños) había encargado a Goldman Sachs y JP Morgan estudiar una operación de salida a bolsa. La intención era sacar a cotización pública entre un 25 y un 49% del capital. Se estimaba que la valoración bursátil podría superar los 3.000 millones de euros. Pero ¿y si la valoración resulta inferior, por culpa de no acertar con la fecha de la operación?
El propósito era estrenarse en bolsa antes de que finalizase el verano del presente año. El proyecto sigue ahí, pero actualmente se está recomendando cautela, así que podría quedar durmiente algún tiempo más.
Estas operaciones suelen tener dos objetivos posibles, alternativos o complementarios según la ocasión.
- Uno es aprovechar para ampliar capital mediante emisión de nuevas acciones.
- Otro, aportar liquidez y plusvalía a los propietarios actuales, que ponen sus títulos a la venta (un modo de obtener beneficios personales).
A menudo, como decimos, se persiguen ambas cosas. Ignoramos cuál es la finalidad exacta perseguida en este caso. De cualquier modo, el retraso podía deberse a la relativa atonía de los mercados bursátiles tras las crisis de dos bancos, uno estadounidense y otro suizo (Silicon Valley Bank y Credit Suisse), que se interpreta como síntoma de posibles turbulencias de fondo en la esfera de las finanzas.
Otros datos de contexto, como la inflación y los cambios en política de monetaria, también influyen, pero ya estaban previstos cuando comenzó a diseñarse la operación Cosentino.
En cualquier caso, parece que los asesores aconsejan a la empresa esperar a un momento en que los inversores de Bolsa estén dispuestos a pagar más por las acciones de la compañía.
Y no es Cosentino la única empresa que estaría considerando posponer sus planes bursátiles.
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