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El grupo alemán anunció el próximo cierre de su factoría de frigoríficos (y lavavajillas) en Navarra.
El lector de Market Visión ya sabe, desde finales de diciembre en que lo publicamos en primicia para el sector, que BSH ha anunciado el cierre de sus instalaciones industriales de Esquíroz en Navarra, que todavía seguirán en activo durante el primer semestre.
Posteriormente a aquel anuncio, dentro del mismo mes de diciembre, la presidenta de la Comunidad Autónoma de Navarra, María Chivite, y el ministro de Industria, Jordi Hereu, enviaron por separado cartas al CEO de BSH, Matthias Metz, solicitándole interlocución para estudiar la posibilidad de revertir la decisión o, en su caso, plantear opciones que permitan salvar «las capacidades industriales y el empleo» de la planta de Esquíroz.
Fruto de esa iniciativa, el viernes 10 de enero tuvo lugar en Madrid una reunión a la que asistieron María Chivite y Jordi Hereu y, por parte de BSH, Christian Prenzel, director del grupo para Europa; Jörg Ulrich, jefe de producción global; y José Juste, director de operaciones de BSH España. El Comité de Empresa había informado a los medios previamente que no acudiría a esta reunión, no sabemos si porque no quería implicarse en una fase temprana en estas discusiones, o bien porque no había sido invitado. De todos modos fue puntalmente informado por la Diputación Foral de Navarra, que lo recibió en Pamplona el sábado 11, por la mañana, para explicarles lo tratado en Madrid.
Cierto es que el alto nivel de representación de la empresa alemana BSH, perteneciente al grupo Bosch, en la reunión del viernes podría hacer pensar que BSH estaría abierto a una modificación de postura (se supone que a cambio de contraprestaciones), pero lo más probable es que apueste por colaborar en el hallazgo de un reemplazo industrial. Lo malo de este tipo de decisiones es que a menudo acaban mal a medio plazo. Un ejemplo lo hemos tenido este mes de diciembre con los restos de Ufesa, cuyos activos fueron traspasados anteriormente por BSH a B&B Trends, con un compromiso temporal de carga de trabajo, y posponiendo así el cierre definitivo. La sociedad que lleva la fábrica de planchas de Ufesa (SDA Factory) ha presentado concurso de acreedores.
La decisión de BSH de abandonar la planta de Esquíroz, que prácticamente fue construida por la Diputación Foral (entonces dueña de Safel), para BSH (que ya era entonces el más firme candidato a comprar Safel), se enmarca dentro de la revisión de actividades de Robert Bosch y, dentro de eso, de su filial BSH, en toda Europa, anunciada durante el primer semestre de 2024, que ya contemplaba un ajuste industrial y de empleo, en aquellas fechas pendiente de concretar.
Sobre Esquíroz sabemos que BSH había rehusado a lo largo del año dar garantías de continuidad, y sabemos también que en la negociación salarial con los sindicatos había planeado como elemento negativo la reforma de jornada laboral que impulsa la vicepresidenta y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, que contempla reducir las horas trabajadas sin reducir la compensación salarial. Obviamente, tal decisión de orden político conllevará de inmediato una reducción de la competitividad internacional de todos los centros de trabajo en España, pero el problema se hace más patente en aquellos cuya capacidad está actualmente menos aprovechada.
Han sido fuentes del Comité de Empresa las que han traslado a los medios que, en la reunión del viernes, la empresa refirió, como elementos que han pesado en la decisión, dos aparentemente contradictorios, ya que uno apunta a que el consumidor quiere producto de mayor nivel y, otro, a que el mercado está presionando mucho sobre los precios, a saber:
- La producción de frigoríficos en Esquíroz ha perdido cuota de mercado debido que los consumidores, ahora, «se orientan a producto de alta calidad» (!).
- Cada vez es más fuerte la competencia china, y de las «gigafactorías capaces de producir tres millones de unidades».
En cualquier caso, el resultado de la situación de mercado es que la planta de Esquíroz está trabajando al 30% de su capacidad.
[A esto debería añadirse que Esquíroz produce fundamentalmente frigoríficos, pero también lavavajillas compactos].
En fin, de la reunión del viernes lo que resultó fue un acuerdo para constituir un grupo de trabajo de las dos administraciones (central y autonómica), con directivos de BSH. No ha quedado claro cuál será la participación del Comité de Empresa, tal vez intermediada por la Diputación Foral. El objetivo de este grupo es preservar «la actividad de la planta de Esquíroz». Lo que no implica que vaya a asegurarse por un cambio de decisión de BSH, puesto que el traspaso de las instalaciones a un tercero (como en su día se hizo con la fábrica de planchas de Ufesa en Vitoria) también supondría un modo de mantener la actividad y el empleo, aunque sea en manos de otro.
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