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El fuego comenzó en la cocina, pero no parece que se haya producido cortocircuito ni fallo eléctrico.

Ya habíamos informado hace unas semanas que la causa más probable del incendio del inmueble de la calle Poeta Rafael Alberti, en el barrio de Campanar, Valencia, que se cobró diez víctimas mortales el 22 de febrero, era alguna deficiencia en el frigorífico, y no, como inicialmente se dijo, una chispa en el motor de un toldo en la fachada. Esto ha sido confirmado en el informe técnico de la policía científica, aunque ninguna de sus conclusiones es taxativa, dado el estado de «destrucción» de la zona en que se originó el siniestro. Sí es seguro que el fuego fue accidental.

Lo llamativo es que el frigorífico sería el causante, pero no de forma directa. Probablemente no se produjo un fallo eléctrico, por ejemplo un cortocircuito, que es lo que acostumbra a provocar estos incendios, sino una fuga de gas refrigerante que se habría inflamado por causa desconocida. En realidad, lo único que se ha podido comprobar es que las partes del cableado y las conexiones que han «sobrevivido» al incendio no indican signos de cortocircuito o mal funcionamiento (dado que el fuego quemó los cables de fuera a adentro, y no a la inversa, y el relé de tensión se halló en buen estado), pero se insiste en que pudo haber una «incidencia en la parte posterior del frigorífico».

La hipótesis con la que se trabaja es que una pequeña fuga del refrigerante provocó una acumulación de gas en el ambiente, y que este se habría inflamado por algún motivo ignorado. Debe indicarse que el gas utilizado en ese modelo era isobutano, el cual es fácilmente inflamable por llamas, chispas eléctricas e incluso electricidad estática.

El informe indica que los conductos del condensador «han desaparecido por efecto de un elevado calor, con goteo del material afectado». Al parecer, esto reforzaría la hipótesis mencionada. El profano quizá se pregunte si no será normal que dicho efecto se produzca simplemente tras el incendio, pero parece lógico que sugiera que el fuego comenzó en esa zona.

En principio, dos factores podrían haber contribuido al inicio del incendio:

  • la mala ventilación, que incluye no respetar la distancia prudencial que suele indicarse, entre la parte posterior del frigorífico y la pared,
  • y la posible acumulación de suciedad sobre la rejilla de condensador.

El simple recalentamiento del aire en esa zona, unido a la fuga de gas, y al material combustible del polvo que suele depositarse en la rejilla, podría haber originado una combustión lenta, hasta el momento en que el fuego saltó primero al horno de encastre, y por último a la encimera y otros muebles.

La estancia probablemente ardió lentamente durante horas, hasta que la presión del aire recalentado reventó los cristales de la puerta del balcón, y eso creó el equivalente a un tiro de chimenea, alimentando con oxígeno las llamas, que a partir de ahí se propagaron por los materiales combustibles de la fachada.

[Foto de ilustración alegórica, montaje de Market Visión a partir de imágenes creadas por IA],

© MARKET VISION


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