Un informe de una operadora surcoreana lamenta que los servicios implementados no estén a la altura de lo que se esperaba.
Nos hemos pasado años hablando de la milagrosa tecnología de comunicaciones móviles 5G. Las operadoras han efectuado ingentes inversiones para reconvertir sus redes, y se suponía que eso iba a traer enormes beneficios en términos de nuevas aplicaciones que revolucionarían la industria, los servicios, la vida diaria de las personas.
Sin embargo, un diario británico se ha hecho eco recientemente de un estudio de SK Telecom, de Corea del Sur (el país con mayor penetración de la tecnología 5G), que lamenta la escasa repercusión real del traspaso del tráfico de datos de las redes 4G a las 5G. Ni la conducción autónoma, ni la realidad aumentada, ni el vídeo 3D o el streaming en alta definición, ni los mellizos o gemelos digitales ni los hologramas, nada de eso se ha implantado o, cuando se ofrece el servicio, está a la altura de lo que se esperaba.
El informe concluye que, además de una red 5G potente, es necesaria una estructura de servidores capaces y bien distribuidos, que ofrezcan servicios apropiados con una capilaridad suficiente, para que puedan beneficiarse de ellos todas las personas en todo el territorio.
[Desde Market Visión nos permitimos apuntar que cabría interrogarse por la necesidad, la pertinencia o la demanda real de algunos de esos servicios. Por ejemplo, sugerimos que la televisión 3D no solo ha fracasado por no disponer de un servicio potente de emisiones 3D ni de gafas ligeras y cómodas para disfrutar de ello, sino que, tal vez, pasada la primera impresión de la imagen en relieve, a la mayoría de los usuarios les basta con ver la antigua imagen plana. Obviamente, esta observación es inaplicable cuando se mencionan otros servicios fundamentales, como el de las aplicaciones de cirugía remota gracias a redes 5G].
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