Desde España es difícil competir en el nuevo panorama de concentración multinacional. Pero hay un camino.
Después de un año 2021 de actividad extraordinaria en el sector del electrodoméstico a resultas del redescubrimiento del hogar por la pandemia, que también actuó como motor de la industria de componentes, 2022 fue para esta última un año más flojo, sobre todo en el segundo semestre. Y ahora «estamos en un período de baja actividad», según ha manifestado el director general de la División de Componentes del grupo Mondragón (y vicepresidente del mismo), Javier Oleaga.
Pero las cooperativas que lo integran se han adaptado bien y rápido, tanto al «boom» de la demanda, primero, como al descenso de la misma, después. «Hemos conseguido amortiguar los efectos de la reducción de ingresos por margen de ventas, los incrementos desorbitados de energía, materiales y transporte, y hemos logrado unos resultados positivos para la División», ha dicho en unas declaraciones al «house-organ» cooperativo Tulankide (combinación de castellano y euskera, la cabecera significa tu «compañero de trabajo» o colaborador).
Oleaga destaca que la industria de electrodomésticos se encuentra en transformación, con grandes maniobras como la compra de General Electric y Candy por Haier y la de las operaciones europeas de Whirlpool por Arçelik. Eso conlleva a luchar en el mercado de los «commodities» con países de mano de obra barata y que perciben ayudas estatales de diverso orden. Las cooperativas del grupo Mondragón deben aspirar a competir mediante soluciones completas con valor tecnológico, y no solo mediante componentes individuales básicos, argumenta Javier Oleaga.
© MARKET VISION