Cuando Arçelik y Whirlpool firmaron el acuerdo de fusión-absorción para Europa, el mercado ya estaba duro, pero después se ha endurecido mucho más.
La firma del acuerdo por el que el grupo turco Arçelik pasará a liderar, con el 75% del capital, la joint-venture Beko Europe, a la que Whirlpool transferirá sus activos de línea blanca en la región Emea, se produjo en enero del año pasado, 2023. Contenía los puntos esenciales, diversos términos generales y pocos compromisos, básicamente relacionados con la licencia de la marca Whirlpool. Esta, como ya hemos publicado, es por un período tan largo (40 años) que equivale prácticamente a todo el tiempo que Whirlpool llevaba en Europa tras comprar la gama blanca de Philips. En definitiva, los directivos que acaben de entrar ahora en el sector y que aguanten en el mismo hasta su jubilación... llegará un día que prácticamente ni recordarán que Whirlpool fue de Whirlpool, ya que en Europa la habrá gestionado Beko «toda su vida».
En octubre, el primer directivo de Arçelik ya dijo que el viento soplaba de cara.
Está claro que Whirlpool no hubiese llegado a esa situación sin el fiasco de la desastrosa compra de Indesit, sin la Covid 19, sin la guerra de Ucrania y las desinversiones en Rusia, y sin constatar previamente sus más de treinta años de fracaso en los intentos por lograr una posición dominante, o al menos suficientemente digna, en la totalidad de Europa (y no solo en algunos mercados).
Y está claro también que en el año en que Whirlpool comenzó a buscar un «partner» para su salida de Europa, que fue 2022, el mercado ya comenzaba a sufrir una resaca del «boom» del «cocooning» o redescubrimiento del hogar con la pandemia, y también los primeros efectos de la incertidumbre del consumo tras la invasión de Ucrania por Rusia.
Pero está claro también que, cuando se consuma la operación, quince meses después de la firma, las cosas están en general bastante peor.
A finales de octubre, en una entrevista con Financial Times, el CEO de Arçelik, Hakan Bulgurlu, pintó las cosas feas. Dijo que estaba «viendo el viento de cara prácticamente en todas partes en Europa», y advirtió que 2024 podría ser muy duro, con una posible contracción del mercado del 5% en unidades, o incluso del 10% en un escenario peor.
Como grupo, Arçelik estaba funcionando relativamente bien en 2023 gracias al mercado interior turco, para el que no obstante pronosticaba un estancamiento por el cambio de política del Gobierno que, una vez ganadas las elecciones, estaba aplicando medidas para corregir la inflación.
En una entrevista del pasado año, el CEO de Arçelik rehusó las preguntas relacionadas con Whirlpool.
El año pasado, en su doble calidad de CEO de Arçelik y presidente de la patronal europea Applia, Burgulu fue también entrevistado por un medio que le sometió varias preguntas, de las que rehusó responder todas aquellas referidas a la operación Arçelik-Whirlpool. Cosa que se entiende en particular por el hecho de que todavía estaba de la aprobación por las autoridades de la competencia.
Una de ellas se refería a si el peor comportamiento de la demanda en Europa afectaría a sus previsiones de economizar 200 millones de euros tras dicha operación, por efecto de las sinergias generadas en compras y logística.
Básicamente, la gran pregunta ahora podría ser doble:
- Vista la actual evolución del mercado y las medidas de ajuste que todos los grupos del sector están llevando a cabo, ¿sigue siendo viable la absorción del negocio de Whirlpool en Europa sin tomar medidas adicionales de reestructuración?
- Más aún, la inversión que Arçelik deberá hacer en la marca Whirlpool para recuperar su esplendor en los mercados de Europa en los que alcanzó cierto peso ¿estará justificada en el actual contexto de la demanda?
Pero seguro que esto no lo respondería nadie de Arçelik antes de presentar a la plantilla los planes que correspondan. Por otro lado, Eurocucina será ya, muy pronto, un lugar donde se apreciará la «exhibición de músculo» de la nueva época (como dirían los anglófonos).
Además, un optimista puede pensar que, si ya llevamos, grosso modo, dos años de mercado difícil para la línea blanca, quizá ahora es el mejor momento para invertir, a la espera de cosechar resultados a corto plazo, suponiendo que ya estemos tocando fondo y el ciclo comience a recuperar la senda alcista.
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