Rumores apuntan a que un grupo ha expresado su voluntad de comprar las partes amputadas.
Hay algunas maniobras que causan asombro, por su audacia. En las últimas semanas se ha extendido el siguiente rumor (basado en filtraciones de partes conocedoras del asunto). Veamos:
Resulta que, como los lectores de Market Visión ya saben, la «fusión-absorción» de las operaciones europeas de Whirlpool en línea blanca con las del grupo turco Arçelik no está siendo contemplada de manera plenamente favorable por las autoridades europeas de la competencia.
- En el caso de Italia, el Gobierno ha dicho que ejercerá la «golden power», lo que de momento no significa mucho, ya que ha sido poco concreta; esto afectaría sobre todo a compromisos de mantenimiento de actividad industrial y empleo, por lo que no es, estrictamente, una objeción basada en la protección a la competencia.
- El Reino Unido, por su parte, está llevando a cabo una investigación más profunda, que podría serlo todavía más y, quizá, prolongarse en el tiempo; es en ese país donde la formación de la joint-venture Beko Europe, dominada por Arçelik y con presencia minoritaria de Whirlpool, generaría una posición de mayor dominancia en el mercado.
- Pero la Comisión Europea ha expresado también sus dudas y se encuentra, igualmente, en un período de investigación; este concluye el 23 de octubre, pero se teme que en esa fecha pueda, sencillamente, manifestar su decisión de continuar investigando.
Todo esto ya se sabía. La novedad es que hay alguien al acecho, dispuesto a «ayudar»: ha expresado ya su disposición a comprar los eventuales despojos que resulten si las autoridades de la competencia obligan a Whirlpool y Arçelik a desprenderse de algunos activos como condición previa para permitir su fusión. Esto es lo que a veces ocurre cuando las autoridades de la competencia temen que una de estas operaciones pueda crear posiciones dominantes en algún mercado: permiten la fusión, si las partes se deshacen previamente de negocios que, precisamente, son los que mayor dominio de mercado crearían en uno o varios países.
Ese tercer actor, dispuesto a tomar las partes amputadas de Whirlpool Europe y Arçelik, es nada menos que el grupo chino Haier.
Después de comprar Candy, y de haber invertido en fábricas propias en la zona, Haier es toda una potencia en Europa, que ambiciona mucho más. Haier Europe ya ha hecho saber al Gobierno italiano que está en esa disposición, y parece que en las últimas semanas ha enviado el mismo mensaje a las administraciones británica y francesa. No sabemos si también ha informado a Bruselas.
Es, sin duda, audaz. Sobre todo, teniendo en cuenta que, para evitar las posiciones hegemónicas del gigante turco Arçelik, lo que se propone es nutrir a otro gigante con ambiciones: Haier.
Mientras tanto, BSH permanece como observador, y Electrolux está un poco en fuera de juego, mientras piensa en cómo resuelve su propio futuro. El grupo sueco muestra una imagen algo empañada por la frustrada oferta de Midea en la pasada primavera, que por un lado puso más de relieve sus debilidades coyunturales y, por otro, disipó el posible alivio mental a inversores que había aportado, como soplo de aire fresco, la propuesta del grupo chino (Midea): algunos accionistas lamentaron que la Opa se frustrase.
Por cierto, tal y como ya habíamos apuntado hace semanas, se ha confirmado que Haier también se interesó por Electrolux cuando se vio que la opción Midea se tambaleaba; pero en ese caso no tomó finalmente el relevo del candidato frustrado, por lo que la expresión de interés no se ha traducido en nada concreto. También se dijo que Samsung había hecho lo propio, pero esto no parece —de momento— contrastado.
Por ahora, lo único que se ha derivado de aquella aproximación ha sido el acercamiento de Midea a Electrolux para interesarse por marcas y activos que Electrolux ya ha dicho que no le interesa mantener; concretamente, los relacionados con Zanussi.
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