Por otro lado, los trabajadores querrían acelerar la negociación del Convenio.
Desde que en 2012 Teka cancelase la producción de cocinas de gas y placas vitrocerámicas en Cantabria, para pasar a abastecerse de Turquía, la planta del grupo en Cajo (barrio de Santander) se especializó en la fabricación de fregaderos. Actualmente trabajan allí unas 250 personas.
Actualmente se negocia la renovación del convenio colectivo, pero sobre el mismo pesan las advertencias del consejero delegado del grupo, Stefan Hoetzel, que en octubre trasladó al Comité de Empresa con motivo de un contacto mantenido para tratar de otras cuestiones. Entonces Hoetzel comunicó que el grupo pretende mantener la actividad en Santander, pero que 2023 sería un año de sacrificios, como consecuencia de la inestabilidad de los mercados, el alto coste de la energía, y el impacto de la guerra en Ucrania.
Actualmente el Comité de Empresa querría cerrar cuanto antes esta renovación de Convenio, en la que ha reformulado su propuesta para centrarse en el capítulo salarial, y aparcar temporalmente otras cuestiones.
El grupo, por su parte, que acaba de alcanzar un acuerdo para una regulación temporal de empleo en otras instalaciones en Granada, anticipó la pasada semana que considera proponer un ERTE para la factoría santanderina. Se ignora si se trata de un globo sonda, y se desconoce la duración y alcance del supuesto expediente.
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