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El material utilizado en encimeras de cocina requiere una manipulación especial, de la que no se advirtió a los operarios.

Ya hemos informado con anterioridad sobre las causas judiciales que se siguen en relación con los casos de silicosis surgidos entre trabajadores que manipulaban placas del aglomerado Silestone, utilizado profusamente en cocina integrada, como material para encimeras.

La posición del fabricante de estas superficies, Cosentino, con sede en Cantoria, Almería, ha sido siempre la de defender su actuación conforme a la legalidad y, al mismo tiempo, colaborar con la justicia y con los afectados.

Como se sabe, la ignorancia (por no haber sido instruidos al respecto por el fabricante) de que las superficies Silestone debían ser manipuladas con cuidados especiales para no liberar polvos de sílice y resinas, que podían causar afecciones respiratorias, hizo que varios talleres de recorte de tableros de ese material para instalación en cocinas hayan sufrido silicosis, una grave enfermedad pulmonar.

Ya ha habido alguna sentencia en contra de Cosentino, y ahora se informa que el lunes próximo comenzará la vista de un caso en el Juzgado de lo Penal N. 5 de Bilbao, contra Cosentino, Levantina, una marmolería (Novogranite) y su mutua. El procedimiento fue iniciado por una denuncia de trabajadores afectados, que posteriormente retiraron la demanda, pero el fiscal mantiene su acusación.

Este mismo año, en un caso promovido por cinco afectados en Galicia, el presidente de Cosentino, Francisco Martínez Cosentino, fue condenado a seis meses y tres días de prisión, por cinco delitos de lesiones graves por imprudencia grave. Se dictó una indemnización a los demandantes por 1,1 millones de euros (en total).

Una condena de prisión tan corta, en casos sin antecedentes similares, suele quedarse en eso, sin necesidad de cumplirla, por una potestad que los jueces acostumbran a ejercer. Lo malo para los demandados seria que siguiesen acumulando otras condenas similares, y que alguna de ellas fuera superior a un año.

Hace unos meses, Cosentino estuvo considerando una operación de salida a Bolsa. Pero abortó la operación ante dos circunstancias: el mal momento del mercado bursátil, y los efectos de imagen que pueda acarrear la sucesión de juicios por demandas de silicosis. Económicamente, el quebranto por estos juicios, así como por las provisiones relacionadas con los mismos, y la ayuda pactada con la Asociación de Perjudicados por la Silicosis de Andalucía, es pequeño, ya que la compañía factura 1.711 millones de euros y su beneficio en 2022 ha sido de 117 millones. Pero el efecto psicológico sobre los inversores puede ser más importante.

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