Las tarjetas «revolving» siguen siendo objeto de polémica, pudiendo generar una «deuda infinita».
Esto de las tarjetas «revolving» sigue dando que hablar. Muchas de las tarjetas que comercializan los establecimientos (también de los electrodomésticos) para financiar compras de productos son de esta categoría y, si bien en modalidades ordinarias sus intereses pueden ser razonables, en otras son claramente abusivos, aunque la Justicia (en aquellos casos en que ha intervenido) ha dado sentencias contradictorias, dejando este punto un poco a merced de las condiciones medias del mercado.
Una consumidora de Zaragoza tomó una tarjeta Visa Fnac en 2011, emitida en realidad por Finconsum (actualmente Caixabank Payments & Consumer). En la firma no se aportó contrato donde figurasen intereses ni otras condiciones. En la práctica, a las compras hechas con esa tarjeta se venía aplicando una tasa anual equivalente del 24,31%, y en una de las facturas, de la cuota mensual de 100 euros más de 43 correspondian a intereses remuneratorios. La consumidora ha llevado el caso a juicio, por entender que se convertía en «deudora cautiva» con «deuda casi infinita», ya que con los pagos mensuales jamás terminaría de pagarla.
Según se ha sabido ahora, el juzgado de Primera Instancia número 3 de Zaragoza emitió sentencia el 16 de octubre declarando la nulidad del contrato por considerar abusiva, poco transparente e ilegible la cláusula de intereses remuneratorios. Sorprendentemente, Caixabank Payments ha reconocido usura, aunque los intereses son inferiores a los máximos de la horquilla practicable.
Casos como este no solo dañan a la imagen de Caixabank, sino la del establecimiento, Fnac, que en los últimos tiempos ha comercializado servicios que los usuarios han considerado fraudulentos, como los seguros de Celside que «regalaba» el año pasado.
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