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Ha sucedido en España. En un caso resulta imposible reconocer qué tipo de dispositivo era. El otro, se sabe.

Este fin de semana, el domingo 8 de octubre, falleció en el hospital de Cruces (Baracaldo, Vizcaya) un varón que había sido trasladado en helicóptero desde la localidad navarra de Bera de Bidasoa. Kevin Vladimir Paredes Jiménez, de 25 años de edad y de origen ecuatoriano, había sufrido quemaduras graves, y posiblemente (aunque este extremo no estaba confirmado al cierre de esta información) un choque eléctrico que le causó parada cardiorrespiratoria.

El suceso ocurrió poco después de las 14:00 horas del domingo. El joven descansaba en su dormitorio cuando se produjo una gran deflagración con llamarada que llegó al cochón y el cabecero de la cama. Los hechos no tuvieron testigos, pero familiares de la víctima percibieron en el portal un fuerte olor a quemado, y fue la pareja de la madre del muchacho quien derribó una puerta y lo halló en el suelo.

Inicialmente (y por eso se incluye aquí la noticia) se creyó que había estallado un teléfono móvil durante su recarga. Luego fue descartado, básicamente porque había en el suelo un teléfono intacto. Sin embargo, parece confirmarse que tenía algún aparato eléctrico sobre la mesilla, enchufado para su recarga. Agentes de la policía judicial han sido incapaces de determinar qué tipo de dispositivo era el que «estalló», dado el pésimo estado en que se encontraba.

Casi paralelamente, el pasado viernes, 6 de octubre, en torno a las 19:30 horas, en la población barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet se produjo un incendio en una vivienda de la calle Roger de Llúria. Esta ardió por completo, con numeroso humo que afectó a cinco adultos, intoxicados por inhalación del mismo. Un niño de dos años presentaba parada cardiorrespiratoria, que sanitarios de emergencias médicas lograron revertir, pero también sufría heridas muy graves por todo el cuerpo, por lo que fue trasladado de urgencia al hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Se cree que el incendio fue probablemente causado por la explosión de una batería de un patinete eléctrico.

Las deflagraciones en aparatos con batería recargable constituyen un serio desafío en el estadio actual de la tecnología. No es infrecuente que teléfonos móviles se recalienten y ardan, y lo mismo puede ocurrir con patinetes eléctricos y otros dispositivos. Por esta razón hay ciudades en las que se ha prohibido entrar con patinete a vehículos de medios de transporte público, con el fin de evitar riesgo de incendio.

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