El cierre de la fábrica de BSH en Esquíroz se enmarca en un ajuste internacional del grupo, que busca mejorar su posición competitiva en el mercado.
La viabilidad de la planta de BSH en Esquíroz, Navarra, llevaba años en cuestión. La culpa la tiene la pérdida de competitividad comparada. Y no porque España sea poco eficiente. Sino porque han emergido otros países más baratos.
A mediados de los años 80, España era lo que luego han sido Polonia y Turquía.
En los 80, cuando BSH compró Balay y Safel, el grupo alemán necesitaba una base de producción dentro de la Comunidad Económica Europea (CEE, más tarde convertida en Unión Europea, UE) que fabricase a costes inferiores a los de Alemania. España firmó el Tratado de Adhesión en 1985, y el ingreso efectivo en la CEE se produjo el 1 de enero de 1986. BSH entraba industrialmente en España tres años después.
Pero posteriormente cayó el Telón de Acero, Polonia y otros países del Este de Europa entraron en la UE, y la geografía del bajo coste se trasladó al oriente europeo. Adicionalmente, Turquía, aunque no haya sido admitida en la UE, goza de un acceso privilegiado (no correspondido a la inversa), y su producción es sensiblemente más barata.
Por último, los fabricantes asiáticos están vendiendo en Europa a bajo precio, en parte desde plataformas adquiridas en la UE, pero se cree que siempre con precios políticos para conquistar cuota.
El resultado combinado de esos factores hace que la fabricación en el centro y el occidente de Europa haya perdido competitividad. Es lo mismo que se observa también en Italia, antiguamente la mayor potencia industrial de la línea blanca en Europa, cada vez más camino de convertirse en un centro de operaciones residual.
El grupo alemán Bosch, y también su filial BSH, están en un plan de ajuste internacional.
El cierre de Esquíroz, aunque era algo que siempre pendía como una posibilidad, se enmarca ahora en las medidas que el grupo alemán Bosch (actualmente único propietario de BSH, después de que comprase su parte al anterior socio Siemens) anunció en febrero, cuando dijo que debería revisar su rentabilidad en diversas áreas de negocio y probablemente llevar a cabo ajustes de personal.
A finales de ese mismo mes de febrero, grupo Bosch ya informó que su filial BSH debería proceder a un ajuste de un millar de empleos este año (450 de ellos en Alemania) y otros 2.500 hasta 2027, afectando sobre todo a personal de oficina, y, según dijo, sin apenas afectar a personal de taller. En el caso de España, sin embargo, acaba de verse que afectará a trabajadores de línea.
Esquíroz seguía exportando lavavajillas compactos, pero ya no frigoríficos.
En el caso de Esquíroz, los representantes laborales ya se alarmaron en marzo, cuando informaron que la carga de trabajo en la planta había caído a la mitad en los últimos ocho años, bajando a unos 290.000 frigoríficos y unos 100.000 lavavajillas compactos (que antes se fabricaban en Estella) al año. Todos los lavavajillas se exportan a China. En cuanto a los frigoríficos, ya apenas se exportaban, pues BSH abastece a los mercados europeos desde Polonia o Turquía.
A principios de los años 2000, BSH empleaba en Esquíroz a unos 800 trabajadores, y a más de 330 en Estella, con lo que sumaba más de 1.100 trabajadores industriales en Navarra, sin contar la plantilla de Ufesa en Echarri Aranaz (algo menos de 200). Como ya hemos visto en otra noticia, actualmente el empleo industrial de BSH en Navarra, reducido a la planta de Esquíroz, es de 660 trabajadores.
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