La planta de frigoríficos, que se va a cerrar, nació para sustituir la que Orbaiceta tuvo en Cordovilla, y ha estado 35 años en manos de BSH.
La fábrica de BSH en Esquíroz fue construida por la Diputación Foral de Navarra (ya que en aquellos momentos era la propietaria mayoritaria de Safel, antes de su adquisición por BSH), a mediados de los años 80 del pasado siglo, y estaba a un año de cumplir cuarenta desde la colocación de su primera piedra, en diciembre de 1985. Entró en funcionamiento en julio de 1987, y fue oficialmente inaugurada por los Reyes de España en febrero de 1988.
La Diputación Foral capitalizó créditos contra Orbaiceta y, dueña prioritaria, la convirtió en Safel.
En efecto, decimos que fue construida por la Diputación Foral ya que por entonces, y desde 1982, esta era la principal dueña de Safel, Sociedad Anónima de Electrodomésticos, constituida por la Diputación para el rescate del grupo Orbaiceta, y en cuyo capital poseía el 86% fruto de la capitalización de deuda del mencionado grupo.
La nueva planta de Esquíroz vino a sustituir a la antigua que Orbaiceta poseía en Cordovilla, a las afueras de Pamplona.
Safel contaba también con una fábrica en Estella, Navarra, que antes de ser comprada por Orbaiceta perteneció a Industrias del Hogar (Indugar), que entonces fabricaba estufas catalíticas con la marca Agni. Y también en Santander, que Orbaiceta añadió a su perímetro tras la compra de Corcho.
El Proyecto de Esquíroz fue para Zanussi, pero acabó en manos de BSH.
Algo que ya nadie recuerda es que ese proyecto de fábrica de Esquíroz se enmarcó primero en un acuerdo combinado con Zanussi, al que Electrolux dio su visto bueno inicial tras comprar Zanussi. Es decir que esa fábrica pudo haber sido para Electrolux, aunque esta ya tenía una planta de frigoríficos en España, concretamente en Alcalá de Henares, Madrid (que años después acabaría cerrando, al igual que la de congeladores de Fuenmayor, Rioja).
Safel estuvo a punto de ser «asociada» -que no vendida— a la francesa Thomson-Brandt, pero fue comprada en 1989 al grupo alemán Bosch Siemens, que recibió con ella ambas fábricas navarras (Estella y la flamante planta de Esquíroz, ya a plena operación) y la de Santander. Paralelamente BSH había adquirido la firma aragonesa Balay, con fábricas en Montañana y La Cartuja, en los alrededores de Zaragoza. Y con ese conjunto creó una base industrial muy fuerte en España.
BSH fijó su sede social en la localidad navarra de Huarte, en lo que se interpretó como una concesión a la Diputación Foral, puesto que la sede ejecutiva siempre estuvo en Zaragoza. También montó allí un centro de datos y cálculo para las operaciones en España.
BSH lleva diez años reduciendo su compromiso con Navarra.
En 2015 Huarte se vació de personal administrativo, en el marco del traslado de la sede social a Zaragoza; manteniendo entonces allí el centro de datos y cálculo.
Por entonces acababa de producirse asimismo, a finales de 2014, el cierre de la planta de Estella, que en aquellas fechas fabricaba lavavajillas compactos, actividad que trasladó a Esquíroz como complementaria a su especialidad de frigoríficos (cuya capacidad propia había ido reduciéndose por circunstancias de mercado). Diez años después de eso, y 35 años después de tomar posesión de Esquíroz, BSH anuncia que cierra su último centro de producción en Navarra.
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