Il Cavaliero tuvo una brevísima experiencia, sin mayor importancia, con el electrodoméstico (en su juventud).
Ayer falleció Silvio Berlusconi. No necesita presentación, ustedes saben quién fue. Es en sí mismo una noticia histórica, pero no parece que debamos recogerla en un medio especializado como Market Visión. ¿Por qué lo hacemos? ¿Porque fue dueño de un imperio mediático? Las productoras y emisoras de televisión son muy laterales a nuestro interés. No. No es por eso. ¿Entonces?
Bueno, es que hemos sabido (ciertamente, hasta ayer lo ignorábamos) que Berlusconi comenzó a ganarse la vida, cuando era estudiante y para pagarse la carrera de Derecho, vendiendo electrodomésticos. Es una anécdota muy pequeña, pero no deja de ser una curiosidad. Casi como la de que la ministra Irene Montero (Podemos), actualmente más de actualidad que nunca por su condición de «apestada» (políticamente hablando) para la coalición «Sumar», pasó, de cajera en el Saturn de San Sebastián de los Reyes, a diputada y ministra. Aunque Berlusconi, a menudo apodado «Il Cavaliero», tres veces primer ministro, hizo muchas más cosas y construyó un imperio de los negocios antes de llegar a la política.
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