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La administración italiana anunció que ejercerá el «golden power». Pero ¿cómo?

No hay muchos más detalles sobre el decreto que anunció el Gobierno italiano el pasado 1 de mayo, por el que intervendrá sobre la fusión de Whirlpool Emea y Arçelik, ejerciendo lo que denomina la «golden power». El Gobierno ha dicho que, para tutelar los intereses nacionales en áreas estratégicas, pondrá condiciones que salvaguarden la tecnología, la producción y los niveles de ocupación en el país. Como ya informamos, Whirlpool cuenta en la actualidad con cuatro establecimientos industriales en Italia (regiones de Lombardía, Toscana y Las Marcas), herederos de las actividades de Philips-Ignis absorbidas en los años 80 por Whirlpool, y de Indesit Company, la adquisición más reciente del grupo norteamericano (y posiblemente una de las causas principales de sus problemas, y no necesariamente por el peso del útil industrial).

La falta de concreción de las autoridades sobre cuáles son, exactamente, las condiciones que contempla el Gobierno italiano, es la que ha movido a los sindicatos a requerir una «convocatoria urgente» de un encuentro entre el ministro Adolfo Urso, de la cartera de «Empresas y Made in Italy», y los representantes de los trabajadores, apelando, según Barbara Tibaldi (FIOM-CGIL), a que estos «tienen derecho a conocer las decisiones adoptadas por el Gobierno y las repercusiones desde el punto de vista industrial y laboral en las fábricas».

Adicionalmente, pero no menos importante sino, al contrario, de mayor relevancia, es el juicio que pueda merecer la operación a las autoridades europeas de la competencia. Aunque el calendario de estas decisiones es imprevisible, se espera que la comunicación se produzca en el segundo semestre.

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