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En este año, el peso de la fabricación hecha en Japón aumentará en 30 puntos, con fuertes inversiones en Kusatsu.

En los últimos diez años, y después de mucho hablar de «deslocalización» (el fenómeno por el que las industrias trasladan fábricas a países de bajos costes), se empezó a hablar también de «relocalización», o retorno de capacidad industrial a los países en los que tenían su sede las compañías que habían deslocalizado, o quizá retorno a países de mayor proximidad geográfica. Eran casos aislados: se hablaba más que se practicaba.

La crisis de la Covid-19 dio mayor consistencia a esta tendencia, tras constatar los quebrantos causados por la ruptura de la cadena de suministro, y poner de relieve lo pernicioso de una dependencia excesiva de capacidades enajenadas.

Ahora vemos un caso interesante, en el sector del aire acondicionado.

En la actualidad, solo un 10% de la fabricación de equipos de aire acondicionado por Panasonic se efectúa en el Japón. Eso va a cambiar. Comenzando en el presente año fiscal, 2023-24, Panasonic va a relocalizar una parte de la fabricación, de tal manera que en el próximo ejercicio (24-25) un 40% de su producción se llevará a cabo en las instalaciones japonesas. A tal efecto, va a invertir fuertemente en la planta de Kusatsu, donde triplicará la capacidad. La fábrica estará muy automatizada, desde las tareas de montaje hasta las de inspección de producto.

En una primera fase, trasladará de sus instalaciones en Guangzhou a Kusatsu las líneas de fabricación de acondicionadores de alta gama y compresores exteriores. Ya dentro de 2024 procederá también al traslado de modelos de gama media.

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