El primer trimestre de este año no ha sido bueno para el grupo sueco. Pero menos malo de lo que se temía.
Teníamos intención de haber difundido este comunicado a primera hora de hoy. Y ha sido una suerte haberlo retrasado unas horas. Nuestra noticia anteriormente redactada indicaba que para hoy estaba prevista una comunicación de Electrolux sobre los resultados del primer trimestre, y que cualquier noticia no demasiado mala sería tomada como buena. ¿Por qué? Porque los analistas de bolsa esperaban que el grupo sueco comunicase una pérdida neta de 874 millones de coronas (al cambio actual, unos 77 millones de euros), frente a un beneficio de 950 millones de coronas (84 millones de euros) anotado en igual período del año anterior.
Mientras tanto, Electrolux ha emitido ya la información correspondiente. Y, en efecto, aunque los datos no son buenos, son mejores que el pronóstico. Las ventas netas aumentaron un 2%, y el resultado de explotación cayó, pasando de 1.575 millones de coronas (138,6 millones de euros) de beneficio a 256 millones (22,5 millones de euros) de pérdida. El resultado neto fue una pérdida de 588 millones (unos 51,7 millones de euros).
Las cifras negativas se atribuyen sobre todo a la disminución del volumen de unidades vendidas, y también a los malos resultados en Norteamérica, donde, no obstante, se está corrigiendo la mala andadura de meses anteriores, gracias al programa de ajustes de costes emprendido.
Del análisis del presidente y CEO, Jonas Samuelson, lo más llamativo quizá sea la importancia que Electrolux otorga al crecimiento en el sector «aftermarket» (todo lo relacionado con la posventa). En ese sector de recambios y posventa, el margen de beneficio es más del cuádruple que en el de electrodomésticos. Electrolux quiere aumentar tres puntos en tres años, entre 2022 y 2025, el peso de este negocio en el total de ventas del grupo, pasando de una contribución a las ventas, del 7 a un 10%.
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