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El líder de la telefonía móvil estudió cambiar el buscador por defecto, pero lo ha descartado.

Las asociaciones estrechas entre operadores tienen sus ventajas, y sus inconvenientes. Una cooperación prolongada permite crecer a las dos partes, y desarrollar los negocios en armonía. Pero también establece dependencias que pueden resultar molestas a largo plazo. Y que son difíciles de romper, si una de las partes es hegemónica.

Existen otros ejemplos en la historia, pero el caso que nos ocupa es el de Samsung y Google. La aparición de los smartphones con el iPhone de Apple creó un ecosistema potente. Samsung (y otras empresas) impulsaron una oferta alternativa, basada en el sistema operativo Android, lanzado por Google (empresa que cambió su nombre por de Alphabet, manteniendo «Google» como marca de buscador), probablemente basado en el iOs de Apple.

Desde el comienzo, Samsung pone también en sus smartphones como buscador por defecto Google. El navegador que propone es otro, sin nombre, pero la mayoría de los usuarios descargan y utilizan Google Chrome.

Samsung querría reducir su dependencia de software de Alphabet, y para ello ha estudiado cambiar el buscador por defecto, de Google a Bing. Este, de Microsoft, podría ofrecer ventajas muy pronto a partir del uso de la inteligencia artificial. Y para Microsoft sería estupendo colocar Bing como buscador por defecto en 260 millones de teléfonos que Samsung (líder del mercado) vende cada año.

Sin embargo, Samsung ha decidido descartarlo por ahora. Teniendo en cuenta que la mayoría de sus usuarios no utilizan el navegador por defecto de Samsung, sino que se pasan a Google Chrome (en algunos mercados también tiene bastante peso Firefox), es irrelevante cuál sea el buscador asociado al navegador de Samsung. Y, lo que es más importante, Samsung ha sentido cierta preocupación por el deterioro que esa decisión podría ocasionar en sus relaciones con Alphabet.

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