La versatilidad de una cámara de acción permite crear pequeños documentales de cualquier situación.
¿Cuál es la misión y el cometido de una «action cam»? Documentar tu vida y compartirla.
Para compartir, por supuesto, nació otra cámara que en Europa no tuvo mucho recorrido pero que en los EEUU gozó de su momento glorioso: la Flip Camera de la empresa PureDigital. Su misión era capturar pequeños videoclips de momentos divertidos y originales, y subirlos a la red para compartirlos al instante. En España vimos producto de Sony desarrollado a toda prisa para dar réplica a esa idea tan seductora. Pure Digital Technologies fue adquirida en 2009 por Cisco, una empresa más conocida por su negocio de routers y otros dispositivos de comunicación informática, en el ámbito estrictamente profesional. Un año después, en uno de los fiascos más rápidos de este mundo de la imagen personal, Cisco cerró la división de cámaras Flip. Ese sí que fue un mundo destruido con rapidez por el smartphone. Hoy el microvideoclip lo capturas con el móvil y lo compartes vía youtube o incluso vía whatsapp, que es más rápido aunque tal vez no tan práctico desde un punto de vista técnico, ya que la compartición de vídeos no funciona tan bien como la de imágenes fijas.
Pero la «action cam» no documenta momentos breves, aunque el clip pueda serlo, sino acciones secuenciales importantes, de las que muchas veces el usuario no puede saber ni el momento exacto ni la duración. Y que a menudo son después editadas por el usuario (la propia GoPro pone a disposición de sus usuarios un software al efecto).
El surfista del mar hace tomas de su aproximación a la ola, de la navegación de la misma, de lo que hacen sus amigos alrededor, de las tonterías graciosas que ocurren en la playa... El ciclista de montaña graba todo su trayecto sobre senderos, pedregales, riachuelos... El paracaidista graba el salto íntegro. El esquiador hace tomas en el telesilla con una lanza-trípode, graba todo el descenso de una pista en concreto, o de varias, y luego las monta...
La GoPro nació para el surf, pero hoy se emplea en toda clase de deportes, pero también en muchas vacaciones de mochila y coche de alquiler, grabando el itinerario de una maleta, el chapuzón en la piscina... La usan cirujanos para grabar sus operaciones (ahí sí que las Google Glass pueden ser competidoras potentes en el futuro), soldados en entrenamiento o en el campo de batalla, en fin, son ubicuas.
GoPro ha descubierto un nuevo campo de aplicación con los instrumentos musicales. Si tocas en un pequeño conjunto, puedes obtener tomas increíbles fijando la cámara al mástil de la guitarra, o a la trompeta: puedes capturar imágenes increíbles de ti mismo y de la acción de la forma más «inmersiva» posible.
El nombre «Hero» de los modelos GoPro es perfecto en su evocación de que cada uno de nosotros puede ser protagonista de la película de su vida, y que esta puede estar compuesta por momentos apasionantes, vibrantes, maravillosos. En ese sentido, la capacidad de vídeo supera con mucho el atractivo de la fotografía de acción con que nació el producto. Y Youtube como red social está ayudando a potenciar el fenómeno. Cada vídeo que un usuario cuelga de sí mismo haciendo algo extraordinario (a menudo etiquetado por el protagonista en youtube con el nombre GoPro además de otros posibles identificadores) contribuye a hacer publicidad al producto.
Por último, los más aficionados tienen ahora (si disponen del presupuesto necesario) la querencia de poseer más de una cámara. Cuando bajas una pendiente nevada, el sueño es llevar al menos una cámara frontal en el casco, otra en un arnés de pecho, y una fijada en el esquí o en la tabla de snowboard, quizá otra en la muñeca, y los más lanzados (y con dinero y sin sentido del ridículo) un soporte giratorio sobre el casco, del que penden dos cámaras y te autorretratan todo el rato; para poder editar un vídeo en el que a veces apareces tú mismo con tu expresión de esfuerzo, a veces aparece la pista, a veces el entorno o quienes te acompañan en la bajada...
Ya no es raro ver a estos deportistas multi-cámara, que recuerdan al paracaidista Felix Baumgarten (ver otra nota en este conjunto de artículos) en su salto estratosférico. El salto fue grabado por 30 cámaras y, si bien es cierto que algunas estaban en tierra y en el helicóptero de seguimiento, el resto se hallaban en la cápsula-cesta de globo en que ascendió (todas GoPro, y con una calidad de imagen brillante), y en el traje de astronauta que vestía el saltador. Baumgarten portaba sobre su cuerpo cinco GoPros.
Por último, ha aparecido otro campo de uso de estas cámaras de acción. Por su ligereza, amplitud de campo de visión, y calidad de imagen, son idóneas para colgar de un «dron» de los que parecen de juguete, pero que no son tales, tipo helicóptero (cuadricóptero, hexacópteros y pequeños aviones de control remoto), que permiten hacer tomas en altura y en movimiento-vuelo, no sólo para diversión del autor sino, últimamente, también para trabajos comerciales: documentales, anuncios, reportajes de empresa o de eventos.
Sobre este punto hay también abundante documentación en la red, aunque en España hay que advertir que la legislación no permite hacer volar estos aparatos más que para uso lúdico-recreativo en zonas adecuadas para la práctica de «vuelo» con aeromodelos, y que, en principio, para usos comerciales hay que solicitar una licencia de vuelo semejante a la de un piloto de aeronave.
En fin que, a efectos prácticos, tomar vistas aéreas de edificios con un hexacóptero y una GoPro está sometido a los mismos requisitos que los que cumplen las compañías de fotografía aérea desde avionetas o helicópteros (de empresas bien conocidas como Paisajes Españoles o Tavisa.
[Publicado en MARKET VISION Suplemento 209 — abril 2014 ].©