En pocas semanas se han conocido dos abandonos de proyectos industriales y de producto.
Apple lleva dos desestimientos acumulados (importantes) en pocas semanas.
Por un lado, en febrero se informó (la compañía no lo ha confirmado oficialmente, pero tampoco desmentido) que Apple ha abandonado su proyecto de lanzamiento de un vehículo eléctrico, un coche que rivalizase con el de Tesla. Fue, como suelen decir los americanos, un «multibillion-dollar project», vaya, que Apple invirtió «tropo-miles de millones» en una línea de producto a la que ya no ve futuro.
Y ahora lo que se ha sabido es que Apple abandona su propósito de fabricar por sí misma pantallas micro-LED para «smartwatches» (relojes inteligentes), lo que se enmarcaba en una estrategia de ir reduciendo la dependencia de terceros en ciertos componentes. Pero se ha percatado de que el coste y la complejidad de esta aventura resultaba excesivo.
Le ha llevado mucho tiempo darse cuenta. Este proyecto se puso en marcha hace siete años y contemplaba construir una fábrica próxima a su cuartel general de Cupertino, California. La idea era comenzar a producir a finales de este año. Ya no será. Como consecuencia, despedirá o recolocará a varias decenas de ingenieros que trabajaban en el proyecto.
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