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En el plano especulativo, que si vender todo o nada, o si vender una parte a Arçelik y otra a Midea.

Ayer, miércoles 11 de enero, era una jornada importante (o eso se pensaba) para tener pistas sobre, o incluso conocer el desenlace de, las negociaciones de Whirlpool para vender su negocio Emea (Europa, Oriente Medio, África), iniciadas hace meses. En realidad será dentro de unos días cuando el grupo estadunidense de línea blanca comunique sus resultados del cuarto trimestre (y del conjunto del año, como es obvio), con cuyo motivo se espera que diga algo más concreto al respecto. Pero para ayer estaba convocada en un hotel de Milán una reunión del comité de dirección de Whirlpool Emea con representantes sindicales. Como se sabe, buena parte de los activos industriales de Whirlpool en Europa se encuentran en ese país, donde también tiene el cuartel general de operaciones para el área. Hasta el momento no ha trascendido nada de lo tratado en dicha reunión. Es difícil de saber si no se ha facilitado información a los sindicatos sobre el asunto, o si todas las partes han acordado guardar silencio

Volviendo sobre lo que hasta ahora creía saberse, en el otoño Whirlpool había recibido una decena de manifestaciones de interés por sus activos en la región Emea. Como ya es oficial, lleva semanas negociando con dos candidatos preseleccionados. Oficialmente se ignora el nombre, pero todo apunta a que son el grupo turco Arçelik y el chino Midea.

Cada vez se ve más claro que, aunque Whirlpool tiene el decidido propósito de desprenderse de sus operaciones en Europa, no está dispuesto a hacerlo a cualquier precio o en cualesquiera condiciones, de manera que gana peso la hipótesis (que siempre ha estado ahí como posibilidad) de que Whirlpool podría echarse atrás y recuperar su proyecto europeo independiente. Aunque esto también puede ser un globo sonda para presionar a los candidatos a comprar el negocio.

Por otro lado, en el plano especulativo se ha mencionado la posibilidad de que Whirlpool pueda vender parte de los activos a Arçelik y parte a Midea, a pesar de que oficialmente se dijo que el mandato de la multinacional a sus negociadores es obtener un acuerdo para traspasar todo como una sola unidad, o, en caso contrario, nada. Ignoramos si esta especulación tiene sentido. Más que nada porque no parece que ninguno de los candidatos pueda estar interesado solo en unas fábricas, que además pueden ser en sí misma centros de problemas (y de costes), a menos que se las entreguen «limpias de polvo y paja». En realidad, lo que ambos grupos quieren es mercado. Y las fábricas, solo en cuanto son necesarias para abastecimientos rápidos de proximidad. Arçelik ya tiene esas fábricas en Turquía, aunque nos informan que tiene sus capacidades muy saturadas.

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