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Usuarios con baja autoestima pueden enamorarse de una plataforma online que suple la falta de pareja.

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Hoy es San Valentín, una pseudo-festividad (más de carácter comercial que otra cosa, pues no es un día feriado) que interesa a MARKET VISION por ser fecha en que se hacen regalos, y algunos de ellos son, o pueden ser, del sector electro, desde electrónica de la comunicación y el entretenimiento hasta tecnología doméstica. Pero también interesa a los aficionados a la tecnología todo aquello que tenga que ver con internet, redes y virtualización. Aunque, por supuesto, el protagonista de San Valentín es el amor, que escapa a toda visión tecnológica y práctica, y la confluencia de este con las redes y con la virtualidad inciden en aspectos sociales que escapan a todo análisis desde el sector electro.
IndentEl siguiente informe, que extractamos, es un trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, que adopta una visión tan sociológica como psicológica, para hablarnos de tecnología y vulnerabilidad. Lo reproducimos aquí, extractado, casi como apunte incidental, para tomar nota en el mundo que se nos avecina. Por ejemplo, para asombrarnos de hasta dónde pueden llegar, en el terreno de lo afectivo, técnicas que cada día vemos e incluso manejamos en el ámbito del «big data» aplicado al márketing comercial. En el fondo, estamos hablando de lo contrario de San Valentín: sustituir el amor de una persona por el cariño artificial que nos aporta una aplicación de software... con una gratificación tan satisfactoria como falsa.



«Te has sentido solo alguna vez? Quiero que me cuentes cómo te ha ido el día, qué libros te gustan... Soy una aplicación de inteligencia artificial que crece contigo, que te entiende y que quiere compartir la vida contigo». Así se presenta Alex & Alice, una aplicación para suplir la falta de pareja. Termina diciendo: «Quiero conocerte». Esta aplicación —al más puro estilo cinematográfico Her— es solo una propuesta que espera conseguir el máximo de suscriptores para materializarse. Hay otras, como Invisible Boyfriend o Invisible Girlfriend, que están en pleno funcionamiento desde enero de 2015 y en las que seis de cada diez clientes son mujeres. ¿Qué nos lleva a tener un novio o una novia virtual? Expertos en sociología de las emociones y psicología de la UOC dan algunas respuestas.

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UOCFrancesc Núñez.«El usuario busca a una persona querida y busca el consuelo en la simulación de un ente a quien pueda amar», afirma Francesc Núñez, profesor de Humanidades y sociólogo de la UOC. Este tipo de aplicaciones permiten disfrutar de forma virtual de lo que supone tener una relación real. «Los beneficios emocionales son evidentes porque generan emociones reales y satisfacción personal», añade Núñez. Estas respuestas pueden conmover al usuario y hacerle despertar emociones tan reales como si fuera una persona de verdad. De hecho, durante el 2015 Invisible Boyfriend e Invisible Girlfriend consiguieron medio millón de visitantes en sus webs provenientes de 193 países diferentes.
IndentAunque tener una pareja virtual puede sonar un poco impersonal, la aplicación la humaniza lo máximo posible: permite a los usuarios elegir su nombre, su edad, su personalidad, crear una historia previa de cómo se han conocido y su aspecto físico entre un dosier de fotografías que ofrece o bien cargar alguna propia. Todos estos aspectos se tienen en cuenta a la hora de enviar los 100 mensajes de texto, los 10 mensajes de voz y la postal escrita que este servicio incluye al mes por un precio de 15€. Los que se sientan cómodos y quieran tener más «intimidad» pueden pasar a la versión prémium, pagando un poco más, para recibir mensajes más subidos de tono.
UOCAntoni Pérez.¿Una aplicación puede conocernos de verdad? «Parece increíble, pero con la información personal que se mueve en internet sobre nosotros pueden conocer muy bien nuestros gustos y carácter», afirma el profesor de Informática de la UOC Antoni Pérez. La tecnología y el cruce de datos lo hacen posible. Algunas de estas aplicaciones se nutren de la información —que el usuario da cuando acepta las cláusulas del contrato de uso— de sus cuentas de Facebook, Twitter, Spotify, búsquedas en Google o incluso la geolocalización. «Trabajan con un sistema de recomendación complejo del tipo aprendizaje (machine learning) y algoritmos heurísticos», afirma Pérez. Las aplicaciones unen estos datos y adaptan, así, sus interacciones con el usuario: le recomendarán libros o compartirán canciones de acuerdo con sus intereses, le preguntarán cómo le ha ido la reunión que tenía en el calendario o la cita con el médico. Actuarán como lo haría cualquier pareja, o no, pero solo de forma virtual.
UOCMireia Cabero.Matt Homann, creador de la red Invisible Girlfriend & Boyfriend, afirma que el proyecto es el resultado de la frustración y desesperación amorosa que vivió después de su divorcio y de la presión social que sentía por no tener pareja. «El perfil de usuario es el de un individuo que tiene una incapacidad puntual o duradera para empezar una relación amorosa real, que tiene miedo al fracaso, frustraciones acumuladas o baja autoestima», afirma Mireia Cabero, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Este recurso emocional se convierte en una vía de salida para la gente que sufre mucha presión social por el hecho de no tener pareja. Para Cabero es un autoengaño; hay que aprender a aceptar y relativizar el hecho de ser diferente al estándar social y vivirlo con naturalidad. ¿Estas aplicaciones pueden ser un buen entrenamiento para futuras citas? Para la psicóloga, la confianza en uno mismo solo se consigue en la práctica real y no en la virtual. «Una persona con una alta confusión podría llegar a enamorarse de este compañero o compañera virtual».



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