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Los consumidores ya hemos interiorizado que los veranos serán cada vez más largos, y asumido que la climatización doméstica es necesaria.

MARKET VISION - REVISTA 228

Calor madrugador y prolongado, la condición ideal para el mercado.
Con la llegada de los primeros calores a comienzos de junio, cuando se cierra este número de MARKET VISION, se hace más evidente que nunca el hecho de que el planeta se está recalentando.
El presidente de los Estados Unidos es de los que piensan que eso es un «cuento chino», y nunca mejor dicho, puesto que afirma que son los chinos los que se lo han inventado para fastidiar a la industria del mundo desarrollado. Constituye una enorme tontería, por supuesto, ya que China es uno de los mayores contaminantes gracias al uso masivo de carbón como fuente de energía, así que prevenir el cambio climático va contra su propio desarrollo económico, aunque actualmente ya quiere hacer evolucionar el modelo hacia hidrocarburos (que son más limpios que el carbón) y otras energías menos contaminantes. Lo necesita imperiosamente, si no quiere morir ahogada en sus nieblas de «smog».
Pero, bueno, aunque en los EEUU los negacionistas del cambio climático tengan su mercado y su peso específico, los hechos son tozudos. Quien esto escribe visitó hace un par de años Chamonix y la Mer de Glace (el mayor glaciar alpino de Francia), que ya había visitado siendo un crío. El trenecillo que te conduce al mismo tiene su última estación en la ladera, por encima del glaciar, y tienes que descender primero en un teleférico y después por una escalera. Esta última tiene marcados los lugares hasta donde llegaba, en altura, el glaciar en los distintos años: hasta aquí en 1976, hasta aquí en 1985, hasta aquí en 1990... etc. La distancia es grande. Mucho ha encogido en los últimos cuarenta años, pero, sobre todo, el mayor salto hacia abajo lo ha dado desde el año 2000. Es sencillamente tremendo.
Hay labriegos que declaran en los medios su constatación empírica de que los veranos llegan antes y se van más tarde, lo que afecta a los ritmos de las cosechas; así como del hecho de que los inviernos son cada vez más cortos. Los meteorólogos lo corroboran con sus estadísticas. Y el resultado de todo eso es que los ciudadanos de las partes más castigadas por el calor en nuestro país llevan unos años padeciendo más las altas temperaturas.
Tradicionalmente se decía que el aire acondicionado necesitaba la llegaba de un calor fuerte y prolongado (una semana mejor que un día), a finales de junio. Lo primero, para que las casas se recalentasen y fuese difícil dormir por las noches. Lo segundo, para que el consumidor no dijera (suponiendo que hiciese calor sólo a fines de julio) que para unos días no se iba a comprar un acondicionador, ya que en agosto se marchaba de vacaciones.
Pues bien, las condiciones meteorológicas cada vez serán más ajustadas al primer modelo, precisamente el que más favorece la compra de aire acondicionado.
Sin duda veremos años locos, de veranos lluviosos y frescos. El calentamiento global no implica que todo el planeta sufra, todos los años, veranos ardientes. Que la media de temperaturas sea medio grado más alta (suficiente para que aumente el deshielo de los polos y los glaciares) no significa que Europa no pueda tener un estío poco cálido alguna vez, fruto del desplazamiento de las masas de aire saharianas a latitudes más bajas por mor del deambular de un centro de bajas presiones. Pero las gentes tienen asumido que, por regla general, los largos veranos calurosos serán en adelante la tónica general.
Todo esto, en efecto, beneficia al sector del aire acondicionado.

La industria prioriza el B2B, pero el mercado doméstico es creciente, así que hay que prestarle atención.
Curiosamente, la industria está ahora apostando mucho por la climatización industrial y comercial, justo cuando el mercado de consumo vuelve a ser muy prometedor.
La historia del aire acondicionado ha tenido en esto oscilaciones. En los orígenes, sobre todo si nos ceñimos al escenario europeo, el aire acondicionado era cosa de salas de cine, oficinas y algunos restaurantes. Es cierto que Asia-Pacífico, de calor húmedo, y en los EEUU, donde todo el mundo tiende a comprar lo práctico, el aire acondicionado tuvo pronto un mercado de consumo, pero en Europa no; y todavía ahora son los países mediterráneos, y España en particular, los que más han llevado el aire acondicionado a los hogares, mientras que en Alemania encuentras incluso hoteles que carecen de climatización, a pesar de que en verano sean muchos los establecimientos en que el calor es excesivo. Del mismo modo, hoy es común el uso de aire acondicionado en los vehículos españoles, pero no así en Alemania, donde les parece suficiente con abrir la ventanilla (allí, en cambio, hay mucho descapotable, que abate el techo en cuando hace un poco de calor).
En España, históricamente el traslado del aire acondicionado a los hogares comenzó por contraste: llegábamos fresquitos de la oficina a casa, y en esta abríamos las ventanas para la cena y para dormir, con lo que entraba todo el ruido de la calle... y los mosquitos, sin que, sobre todo por la zona mediterránea, esa apertura mejore suficientemente la temperatura de confort para el sueño.
De semejante autoenvidia, y de la llegada de propuestas atractivas de la industria para el consumidor doméstico, se derivó el boom del sector que alcanzó picos poco antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Y fue en ese último momento cuando la industria de climatización reorientó el negocio hacia los mercados industriales-comerciales. Y no sólo por el hundimiento de la demanda doméstica sino por los volúmenes de negocio y por el comportamiento de los precios.
Vender menos cantidad de equipos comerciales-industriales que en el canal de consumo genera, no obstante, más facturación, debido a los niveles de equipamiento de que estamos hablando por cada sistema.
Adicionalmente, en el mercado electro, ya sea a través de la distribución detallista o del instalador, la competencia en precios fue muy fuerte en los años de la recesión, y los márgenes se resintieron claramente. Hoy todos los grandes fabricantes priorizan el mercado B2B. Pero las ventas llevan unos años creciendo de nuevo con fuerza en el mercado de consumo, y todo apunta a que este año 2017 volverá a marcar crecimientos récord.

El cambio climático beneficia al sector del aire acondicionado. Pero la industria no quiere contribuir al cambio climático.
Hasta aquí nos hemos centrado en el marco general en el que se encuadra el futuro, más que prometedor, del mercado de climatización para los hogares, con consumidores que cada día más consideran al acondicionador de aire como un elemento generador de bienestar y confort en el domicilio, necesario además a medida que las condiciones climáticas evolucionan... «a peor».
Hay que señalar que bienestar y cambio climático enmarcan, también, algunos de los ejes de desarrollo de producto.
El aire acondicionado se beneficia de un mal, porque el calentamiento global es un perjuicio en todos los órdenes, que la climatización doméstica viene a mitigar en los hogares, contribuyendo a crear burbujas de bienestar.
Pero el calentamiento del planeta es también consecuencia, al menos en parte, de las emisiones de CO2, vinculadas a la quema de combustibles fósiles para la producción de energía. Desde un punto de vista cínico a los fabricantes de acondicionadores les vendría bien contribuir al efecto invernadero, pero ese sería un enfoque muy irresponsable, y ni la industria ni las autoridades lo son. Por ello, una tendencia clarísima en el mercado evoluciona por un lado hacia la reducción de los consumos (la tecnología inverter ha sido importante en esto) mediante una mayor eficiencia de los equipos; y, por otro, hacia la sustitución de los gases refrigerantes por otros menos nocivos (lo ideal sería que fuesen inocuos) para el medio ambiente, cosa que históricamente no ha sido fácil, puesto que los productos más amigables para el entorno eran menos eficientes, pero ahora se está avanzando de forma clara hacia propuestas mucho más apropiadas para el futuro del planeta.

La industria sigue innovando para lanzar productos más atractivos.
Otra tendencia destacada tiene que ver con la comodidad y el confort. De manejo, mediante soluciones de conectividad, y control basado en dispositivos portátiles como los smartphones y las tabletas. Y de disfrute y satisfacción, por lo que en algunos casos (Fujitsu Nocria, Samsung Windfree) vemos propuestas para terminar con uno de los factores de incomodidad que suele generar el aire acondicionado: las corrientes (los chorros de aire) que llegan directamente a las personas, produciendo una sensación desagradable; desafío que se combate mediante elementos difusores.
Es ese un reto presente en todos los sistemas de climatización basados en la circulación de aire (tanto para aire frío como para calefacción por bomba de calor), es decir, tanto en aire acondicionado como aerotermia, y tanto en climatización doméstica como en industrial. En naves industriales climatizadas mediante conductos se ha ensayado a veces sustituir los tubos metálicos por mangas textiles, que dejan salir el aire por los «poros» o los huecos entre fibras de tejido. Lo que evidencia la importancia del reto, al que se buscan soluciones imaginativas.
En fin, de aire acondicionado habrá que hablar más en el futuro puesto que se trata de un mercado importante, consolidado y tendencialmente creciente, con independencia de que algún año pueda tener una inflexión excepcional. Por otro lado, su dimensión de aerotermia, que le permite su uso alternativo como calefacción, está ganando peso y reduce la estacionalidad del producto. Pero de esto hablaremos en el otoño.


[Publicado en MARKET VISION - Revista Número 228 - II - 2017 - ].

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